8/4/07

El Bazar la Paz

[pendiente de foto]

Vuelvo a casa y veo, de camino, el local que ocupaba el "Bazar la Paz" totalmente vacío, esta vez esos carteles de liquidación por cierre, a los que ya no prestaba atención por cotidianos, resulta que decían la verdad. La imagen es de una impresión enorme, llevaba 37 años abierto o dicho de otra forma en aquel local no conocí otra cosa. Para mi es casi como si hubiesen tirado un edificio o cambiado el nombre de una calle.

Ahora venden por internet pero pierde el exotismo de todo bazar y el trato siempre es frío en ese medio, en la tienda el trato era de total confianza. De hecho el bazar era un símbolo... ¿Dónde quedamos? A las 5 en el Bazar la Paz y ahí nos juntábamos los que venían de avenida de las segadas y los de la zona de arriba para ir a jugar una pachanga, yo siempre llegaba tarde.

Años más tarde descubrí que no sólo era una referencia en el barrio...

- ¿Dónde vives?
- En la plaza de La Paz
- ¿Dónde queda eso?
- Donde el Bazar la Paz.
- Ah, claro :-)

El "ah, claro" demostraba que el otro interlocutor era una persona bastante despierta sino se quedaba en un "ah, ya sé".

No sé las razones del cierre aunque supongo que todo ha de tener un fin. El caso es que como quien no quiere la cosa se acaba de borrar una parte de mi cultura popular -de barrio o de ciudad-. La noticia me pilla de sorpresa, de un día para otro un local gigantesco totalmente vacío, y eso que permanezco atento a todo cotilleo casero. Nada, creo que yo soy de los que contestaría "ah, ya sé".

5 comentarios:

David R. dijo...

Muy interesante el tema de los referentes de la niñez lo de la magdalena proustiana esa, ¿no? (pregunto porque confieso no ahber leído a Proust, ni "En busca del tiempo perdido" ni otras obras, ni siquiera títulos tan atrayentes como "A la sombra de las muchachas en flor"...). Para mí, hay un par de sitios de referencia para los nenos de la tenderina "media" (ni alta ni baja): el Palacio de los Deportes (sí, sí, aseguro que sus alrededores eran un campo de juegos magnífico), y el parque de la Tenderina. Este cobra más sentido cuando me doy cuenta que mi vida transcurre a su lado, pues casi todos los días uso el L-1 que espero a espaldas de este rincón urbano. Ahora le han puesto unas canastas feísimas (sustiyendo el tablero único del medio de la cancha contra el que aporreé mi balón de minibasket), y creo que ha borrado parte del graffiti (el primero que hubo en Oviedo), pero sigue conservando ese rudo asfalto de grava suelta que alguna vez tragué al caerme del tobogán, mientras los yonkis, a unos 10 metros de las señoras que daban la merienda a sus niños, daban cuenta de sus litronas en su zona del parque. Un perfecto ejemplo de convivencia.

Anónimo dijo...

Durante años pasé todos los días en autobús, camino del colegio, frente al bazar "La Paz". La rutina de un niño está llena de ventanas que dan a otros mundos: los minutos que los semáforos de esa intersección me permitían, espiaba su escaparate desde mi asiento. También escrutaba, con evidente indiscreción, las ventanas de la Residencia el Fontán y de las casas de ese entorno.
Cuando el destino nos roba los vestigios de la infancia y de nuestra educación sentimental, nos deja sin patria. La misma sensación que me provoca el cierre del bazar "La Paz" la he sufrido días atrás con el cierre de los cines "Brooklyn". Nos convierten en extraños en nuestra propia ciudad.
La monotonía de un adulto tiene apenas pequeñas rendijas.

factoria7gritos dijo...

Gracias por dejar vuestras referencias infantiles (y no tanto). me quedo con lo de ser Extraños en nuestra propia ciudad, en Oviedo se vive esa sensación a menudo. Es cierto que el mundo avanza pero hay referencias que no se pueden perder... tirar El Fontán por ejemplo o El Vasco (por citar de un lado y otro). Es triste.

Anónimo dijo...

Pues sí, para mí era todo un referente el Bazar la Paz. Una tienda donde comprabas desde unas zapatillas a una lámpara. Lamentablemente supongo que esa función la realizan ahora los chinos y a un precio mucho más competitivo.
Recuerdo perfectamente a su dueña originaria que según entrabas amablemente te preguntaba "¿Qué quieres reina?". No sé porqué pero tambíen se me ha quedado grabado cómo olía la tienda a cartón... Su hija heredó el negocio y usaba la misma entradilla, pero - y esto es puro cotilleo- su marido, que la ayudaba, la dejo y después se murió... o algo así. La cosa ya no daba para más.
De todos modos, como supondreis, después del pasado fin de semana, los cambios no me son agenos y cada vez me gustan más. Esa sensación de intranquilidad que suponen, hacen que me sienta viva. ¿no os pasa? Yo los necesito. La rutina aburre.
VENTE PA MADRÍ CHUS¡¡.

factoria7gritos dijo...

Lo de que quieres reina/rey es verdad :-) Sobre las razones del cierre no lo sé, las del cotilleo te las aclaro en privado.

Gracias por aportar la apuesta por el cambio. No descarto esa opción a medio plazo pero de momento el mes que viene por allí estaré de visita cultural, cultural de verdad :-)