12/9/07

El pequeño oasis cosmopolita y ecológico

[pendiente de foto]

Ya tenía ganas de conocer el sitio, es una estupenda noticia para un lugar como Oviedo -dónde estas iniciativas no abundan-. Se trata de un restaurante ecológico con predominancia de platos vegetarianos. Así que a modo de crítica gastronómica ahí va mi opinión sobre El Arbola.

Encuentro el lugar bastante a mano, es además un local pequeño y acogedor; la madera manda en la decoración y es coqueto a su manera en algunos detalles. Apropiado para pequeñas reuniones, parejas y comensales en solitario, sobre todo para estos, un detalle importante: hay una mesa comunitaria (es una gran idea, antigua en los pueblos pero si lo piensas aquí es más bien un toque cosmopolita).

El trato es muy educado y amable, preocupado por el cliente y correcto -mucho- a la hora de servir. Algo que choca con la estética hippie del personal que no deja de ser otro punto de originalidad del restaurante. Más que de originalidad de autenticidad, de discurso propio. Tiene también un aire familiar, como esos pequeños restaurantes franceses de cocineros esmerados, de los que queda alguno por París, y también tiene un punto de juventud evidente.

¿Cómo se come? Muy bien, gracias. Los platos son originales, están bien preparados y tienen toques de cocina creativa. Entrante: Zumo de Kiwi; Primer plato: Ensalada de Quinoa; Segundo plato: Albóndigas de Soja y Postre: Cuscús de chocolate; es un ejemplo de menú, el que yo tomé. Para no detenerme en cada una de las propuestas, puedo decir una cosa de todos los platos: eran exactos. ¿Exactos a qué? A como tienen que ser preparados. Dar con el punto exacto de algo es muy complicado y, sin duda, el primer paso camino de una cocina de renombre. Bueno, si que voy a comentar algo el postre, como no, que tiene un sabor muy intenso -casi exquisito- y un cierto recuerdo gracioso al arroz con leche.

Respecto al precio, desde el punto de vista de mi cartera (y recalco mi, mi de submileurista) no es un sitio para todos los días pero el precio es equilibrado a su calidad. En lo que yo comí así es, desconozco como será la futura carta -entiendo que en estos primeros días sólo sirven menús- y ahí si que recomendaría dedicarle unos minutos puede que haya cosas que se escapen un poco de los presupuestos ajustados. Es lógico, la materia prima que sirven es más cara: los productos ecológicos y ciertos alimentos con el Tofu o infusiones por ejemplo son bastante caros en relación a su alternativa tradicional por lo que me parece normal que por el menú nos cobraran 12 Euros. Digo nos cobraran porque fui acompañado y mi pareja me hizo notar algo que de verdad es apreciable, la gente en este restaurante habla casi susurrando. Impensable dos calles más arriba, en una sidrería*. Es un placer comer en un lugar así, dignifica este acto de ingerir y demuestra una cosa, que los ambientes existen e impregnan a la gente.

Así que lo recomiendo, y mucho, aunque sólo sea por representar una alternativa más a tanta estandarización alimentaria.

* A pesar de que las sidrerías son quizás un "hecho diferencial" gatronómico no me gustan porque se parecen poco a lo que eran las sidrerías antes, hoy casi se reducen a la definición de restaurante ruidoso y algo caro donde te sirven una bebida que no está hecha para tomar sentado.

2 comentarios:

Miguel K. Stobbs Serrano dijo...

Que sepas que te han dado un premio ;)

http://miguelks.blogspot.com/2007/09/oigan-que-me-han-dado-premios.html

Un abrazo, compañero!

factoria7gritos dijo...

Muchas gracias Miguel :-) sigo la conversación en tu blog, que por cierto recomiendo mucho leer.