17/12/07

Cambiar cromos

La imagen pertenece a una mañana de domingo en la Plaza Nueva de Bilbao. Es un cambio de cromos, una estampa que hace muchísimos años también se reproducía en El Fontán pero que hoy sólo se puede ver en lugares como Bilbao o el rastro de Madrid.

Es divertido pensar que un pequeño de 10 años puede vacilar a un señor que fuma un Montecristo. También me llamaron la atención las listas. Las había sofisticadas, propias de este tiempo, impresas en hojas excel. Luego estaban los métodos, por nombres de futbolistas o por número de cromo, destacadas en colores. Pero mis preferidas son las desastrosas mal apuntadas en recortes de hoja, tengo curiosidad por saber que tal iban esas colecciones. Me pica porque esas listas eran como las mías.

Tengo que reconocer que nunca acabé una colección salvo la de David el Gnomo que ya te regalaban el álbum y todos los cromos con la docena de yogures. Pero recuerdo que coleccionaba, más bien por el coleccionar. El tema era llevar el taco y pasarlo por ahí para colocar los repes y repasar la lista al tiempo que hablabas de cualquier tontería.

Siempre me pareció que la clave para acabar una colección era dedicar tu vida a ello o tener mucho dinero. Me explico, siempre faltan los mismos cromos así que te empleas a fondo con dedicación o aumentas la probabilidad con más y más compras. En cualquier caso, muy aburrido.

Suponía -sin embargo- que fuera, en los quioscos lejanos al barrio saldrían cromos distintos. Así que como yo era muy callejero alguna incursión hice para comprobarlo. Tampoco saqué una conclusión fija, otra vez más el objetivo era lo de menos. La auténtica aventura era salir de tu barrio para ver mundo. La auténtica aventura era coleccionar, no acabar la colección.

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