20/8/09

El hijo de Noé de Eric-Emmanuel Schmitt

El señor Ibrahim y las flores del Corán es una magnífica película interpretada por Omar Sharif. La pusieron hace poco en televisión, lo que me sirvió para enterarme de que Sharif estaba vivo -que despiste y que alivio-, luego pasó por Avilés, y que incluso había perdido una casa en el casino, convertida en bar de lujo (en el que estuvieron Israel y Eva).

También me sirvió para conocer a un autor muy interesante, imprescindible por la forma de escribir y tratar los temas, Eric-Emmanuel Schmitt. Acabo de terminar de leer un libro suyo, El hijo de Noé, que guarda relación con la novela llevada a cine que comentaba. El hijo de Noé te sitúa en la Bélgica ocupada (aunque en el último capítulo regresa muy bien a la actualidad). El contexto histórico y las circunstancias están bien explicadas pero no es la parte importante. Lo importante es que, al igual que en El señor Ibrahim y las flores del Corán, habla de religión a través de personajes de distintas opciones religiosas, y que en las dos obras el niño protagonista adopta una nueva familia, un nuevo padre, a consecuencia de unas circunstancias muy trágicas.

La tapa pone:
Se llama Joseph, y en 1942 tiene siete años. En Bruselas han empezado las grandes redadas contra los judíos, y su madre lo lleva a la casa de la condesa de Sully, que lo ocultará hasta que pase el peligro. Pero muy pronto llegará la policía, la condesa ya no podrá esconder al niño y lo entregará a un sacerdote para que lo lleve a la Villa Amarilla. Y allí, en un pensionado católico, el niño crecerá bajo la protección del padre Pons, un hombre justo. Que un día lo hará partícipe de su secreto: debajo de la iglesia, ha montado una sinagoga. Y por las noches estudia la Torah, la Cabala, los textos de los rabinos, y también guarda los objetos del culto que consigue salvar. En medio de la gran «limpieza étnica» de la Segunda Guerra Mundial, un cristiano se empeña en resguardar la cultura judía, para transmitirla a esos niños que oculta de los nazis. Porque el padre Pons, como Noé, ha decidido salvar a la humanidad a pesar de sí misma. Para que los supervivientes del diluvio no pierdan la memoria, la identidad, el porvenir....
Y en un comentario de Lecturalia se puede leer además lo siguiente:
«Eric-Emmanuel Schmitt es un Diderot del siglo XXI, un pensador serio que no se toma en serio... Los bienpensantes explican las religiones a sus hijos, pero Schmitt hace la operación inversa: el niño es el instrumento de la indagación, y cuestiona más de lo que afirma. Porque los niños de Schmitt nunca son fingidamente inocentes, ni políticamente correctos... En este relato desprovisto de moral, el escritor lleva sus textos más allá de las apariencias.

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