Campoamor es el ejemplo heroico de las sufraguistas, personaliza y pone rostro a esa lucha compartida por miles. Ahora hacen falta más mujeres como ella (y hombres como los que la apoyaron) porque la revolución que ha triunfado no puede serlo a medias:
[...] “Las cosas no han cambiado, están cambiando”, afirma Mozn Hasan, de 32 años, la directora ejecutiva de la organización Nazra para Estudios Feministas, en un artículo publicado por The New York Times hace unos días. “Simplemente, ganamos la primera fase”. Una forma de explicar que la revolución fue solo el primer paso de todos los que a las egipcias aún les quedan por dar.
No le faltaba razón. Ablación, unas escandalosas cifras de acoso sexual (el Código Penal no criminaliza el maltrato y solo si hay heridas puede llegar a considerarlo delito) y escasa, por no decir nula, representación política. "No podemos permitir que nos dejen fuera en esta revolución igual que tampoco podemos aceptar que la cifra de analfabetismo entre nosotras sea del 40%", aduce Badran.
En 2010, las mujeres ocuparon sólo ocho de los 454 escaños del Parlamento. Las fraudulentas elecciones parlamentarias de diciembre fueron las primeras que incorporaron una mejora: se fijó una cuota femenina limitada a 64 asientos. Pero la transición tampoco ha empezado con buen pie. Si el Gobierno de Hosni Mubarak tenía a tres mujeres entre una veintena de ministros, el nuevo Gabinete de Essam Sharaf solo tiene a una: Fayza Abul Naga. Sin olvidar el asunto de la enmienda constitucional, cuyos reformadores eran todos varones.
Para Badrán el problema tiene una clara solución de mínimos: "Las mujeres deben estar presentes en cualquier órgano o comité, representadas al menos con un 30% del total". [...]
Vía: Mujeres
Posts relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario