13/4/11

Cerco a la música

swing kids
Ópera, zarzuela y gaita. Sólo ópera, zarzuela y gaita. Nada más. El resto de la música no importa. Hay un cerco evidente al resto de la música en Oviedo. Una persecución organizada que consiste en impedir conciertos y no dedicar recursos proporcionados a otros estilos musicales que son mucho más populares.

Tomemos al rock y todas sus variantes, desde el blues hasta el hardcore -pasando por el pop, el hip-hop, el rock alternativo, el heavy, la música indie...-, y tenemos como resultado la música a la que se persigue en esta ciudad.

Tomemos, de nuevo, al rock y todas sus variantes, desde el blues hasta el hardcore -pasando por el pop, el hip-hop, el rock alternativo, el heavy, la música indie...-, y tenemos como resultado el movimiento cultural más influyente de los últimos 50 años.

Conclusión: en Oviedo no se apoya a la música y se persigue la cultura, en concreto a la que ha demostrado ser más influyente en los últimos 50 años.

Y eso aunque la ciudad diga otra cosa. En qué ciudad de este tamaño y con todo en contra... ¿Existe una ruta de bares con tanta actividad musical? ¿Hay productores musicales que representan a grupos nacionales e internacionales? ¿Se mantienen desde hace años 3 tiendas de discos que todavía venden vinilos? ¿Surgen manifestaciones y colectivos críticos que se auto-organizan por su derecho "a la fiesta"?...

Ahora a la persecución se suma un piano:
Canción triste de la Corrada del Obispo, el club de jazz Swing tendrá un final de blues. El actual responsable del negocio, Luis Collado, anunció ayer que echará el cierre y pondrá fin al penúltimo reducto de jazz en vivo en la ciudad, un escenario crecido en los últimos cuatro años, después de habérsele comunicado la apertura de un expediente por parte del Ayuntamiento por ofrecer conciertos sin tener licencia para ello.

El papel recibido es más surrealista, pues en él se indica que todo parte de un informe realizado por la Policía Local el 19 de noviembre de 2010 en el que se asegura que «a las 23.30 horas se comprobó que al final del establecimiento dos jóvenes tocaban saxofones» y se concluye que «deberá proceder a la retirada de cualquier elemento o instalación susceptible de poner en funcionamiento música en vivo o en directo». El Swing, admite Luis Collado, es centro de reunión habitual de músicos, muchos del vecino Conservatorio, y tiene también un piano. A la pregunta telefónica de qué hacer con el piano, el Ayuntamiento le dijo que lo «inhabilitara».

Luis Collado ha decidido cerrar antes de hacer callar. «Pondré un broche de oro», explica, «una fiesta de clausura y cerraré el bar». Es consciente de que desde la concejalía de licencias se insiste en que con licencias como la suya se pueden hacer conciertos, pero también sabe que la realidad es algo distinta: «No pelearé porque no hay nada legislado», lamenta, «y a mi edad no puedo andar pendiente de mirar por la ventana a ver si la Policía entra o no, de si me retiran el piano, de lo que pensará el concejal de turno, y de otro expediente al mes siguiente. No, esto es una mierda, y aunque yo soy un luchador, esto no merece la pena. Dejaré hueco a los músicos y a otros compañeros de la hostelería, pero el piano no dejará de sonar. El piano seguirá funcionando, pero no en Oviedo. Posiblemente en otro sitio, pero aquí no habrá más swing»

Vía: La Nueva España

Pero la gente se rinde porque no merece la pena pelear contra poderosos padrinos de una ciudad a la que no le gusta la ópera, lo que le gusta es ir a la ópera (tal como me comentaba en su momento un buen aficionado). ¿Por qué la derecha odia tanto al rock? La suerte es que ya no es necesario enviar a los jóvenes del swing a campos de concentración ahora basta con prohibir un piano.

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