27/5/09

Obituarios de gente a la que se les gastó el nombre

Gonzalo le gastó el nombre a Mario Benedetti, David también y puede que Moncho -que sigue sus pasos- hiciera lo mismo. Lo mejor que le puede pasar a buen poeta es que le gasten el nombre de tanto citarlo.

Benedetti era su poeta, al final también el mio porque era de una línea tan clara, tan sencilla -supongo que tan difícil de escribir con acierto- que un texto podía ilustrar cualquier buen propósito.

A Maria Amelia López también le gastaron el nombre. Era el ejemplo de que la brecha digital generacional está sólo en nuestras cabezas. Pero también era la vitalidad y la ternura, la experiencia y el compromiso. El mérito de la habilidad y la constancia resta la atención del mérito más interesante, el de haber mantenido tantas conversaciones a través de los comentarios, muchas con jóvenes.

Los reconocimientos en vida son los mejores y hay mucha gente que se opone al bombo del último adios. Pero si hay vínculo hay responsabilidad, aunque en el caso de gente conocida no se aporte mucho. Por desgracia son tiempos de obituarios.

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