El epitafio de Ian Curtis no deja de ser precioso por evidente: "Love will tell us apart". Pero mencionar lo evidente aquí tampoco vale porque es difícil escribir algo sobre él que se acerque, si quiera de lejos, a lo que Diego Manrique ponía un domingo de mayo en las páginas de El País. Hablaba de dos películas en las que se trata la figura de Curtis. Ahora parece que tendremos la oportunidad de ver una de ellas, Control que es la obra de Anton Corbijn. A Corbijn no sólo le precede su genial trayectoria, también las buenas críticas.
Todo parece preparado para recuperar un mito, para ensalzarlo... la escasa discografía de Joy Division se reedita para la ocasión. Aunque no se le parezca nada, es la réplica indie del fenómeno The Doors cuando la película de Oliver Stone. A mi se me parece al menos en una cosa: ambos grupos son auténtica música clásica porque conservan el interés más allá de su "momento".
La verdad, apetece:
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