8/5/10

El jefe de la monarquía ovetense

Eso de que el alcalde no acuda a los plenos, que se sepa no ocurre en otra ciudad. A priori, nadie votaría a un alcalde así pero está por ver si esa actitud le pasa factura.

La teoría es que, ajeno al debate político con la oposición (que representa a su propia ciudad -y ciudadanía-), cree que no se quema y, de esta manera, Gabino de Lorenzo es, hoy, algo así como un jefe de protocolo.

En otras palabras, lo que pretende es ser rey de Oviedo y no alcalde. Presencias limitadas en actos banales y poco más: mucha publicidad y poco trabajo. Palacio de retiro y todo.

Lo dicho, a priori, nadie votaría a un alcalde así porque parece lo contrario a la buena política: el dialogo, el debate, la democracia, la transparencia, el esfuerzo, el liderazgo...

Pero mientras el electorado le cuestiona esa actitud, la escasa presencia del regidor también puede pasarle factura en, al menos, dos sentidos. Las presencias obligadas de las que no se puede librar y las meramente protocolarias a las que decide no asistir:
Porque incluso si asumimos que tenemos un rey, y no un alcalde, por lo menos queremos que no acabe con lo nuestro y nos represente en el mundo.

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